“México ha mantenido siempre en primer lugar, en el plano sentimental por lo menos, que es el más profundo, sus relaciones con los pueblos hispanoamericanos.” Antonio Gómez Robledo, Directrices fundamentales de la política exterior mexicana.
El pasado 20 de octubre se llevaron a cabo elecciones en Bolivia, en las que participó Evo Morales, postulándose como candidato a la presidencia por un cuarto periodo. Durante el registro de las votaciones, se presentó una “caída del sistema”, debido a que se fue la luz, lo que ponía en duda los resultados del conteo, que le daba ligeramente el primer lugar a Evo Morales, pero con una diferencia que llevaría el proceso a una segunda vuelta.
La Organización de Estados Americanos (OEA), por invitación del propio Evo Morales, emitió un dictamen en el que señala que “no es posible dar certeza de los resultados del TREP (Transmisión de Resultados Electorales Preliminares), se observan irregularidades que impiden garantizar la integridad de los datos; se encontró falsificación de firmas y alteración de actas; una cadena de custodia deficiente y algunas actas incendiadas (…)”. Por lo anterior, la OEA recomendó realizar otro proceso electoral.
La reacción de Evo Morales el pasado sábado 9 de noviembre fue declarar que se convocaría a nuevas elecciones, con carácter legal. Sin embargo, el jefe de las fuerzas armadas bolivianas, “invitó” al presidente a renunciar a su cargo, lo que varios especialistas consideran como un “golpe de estado”.
Una vez que el presidente de Bolivia presentó su renuncia el domingo 10 de noviembre, se habló de que su vida corría peligro; ante lo cual, el gobierno de México, a través del Canciller Marcelo Ebrard, ofreció asilo político.
El día 12 de noviembre de 2019 arribó a nuestro país Evo Morales, a bordo del avión de la Fuerza Área Mexicana, designado como TP-04, después de que algunos países sudamericanos, como Bolivia, Perú, Colombia y Panamá prohibieron el acceso de este avión a su espacio aéreo. Después de negociaciones diplomáticas, las fuerzas militares de Bolivia permitieron finalmente que aterrizara en Chimoré, para recoger a Evo Morales. De regreso hizo una escala en Paraguay y después bordeó Colombia y Panamá por espacio aéreo internacional para llegar México; lo que nos lleva a inferir que su vida verdaderamente corría peligro.
La opinión pública de nuestro país genera nuevamente debate en las redes sociales entre defensores y críticos de los procedimientos del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, acerca de la decisión de darle asilo político a un actor cuyo proceder como Presidente de Bolivia ha sido cuestionado por la Organización de Estados Americanos (OEA).
Algunos consideran incorrecta la decisión de dar asilo político a Evo Morales, por considerarlo un “dictador” por perpetuarse en el poder durante los últimos catorce años.
Otros argumentan que es incongruente proteger la vida y la seguridad de Evo Morales, cuando la población mexicana sufre condiciones sociales que atentan contra su vida y su seguridad personal.
Empero, resulta necesario reflexionar sobre los principios de las relaciones internacionales de México y sus acciones diplomáticas a lo largo de la historia. En diversas ocasiones la Política Exterior de México ha sido planeada, ejecutada y controlada con bases en el derecho internacional y los derechos humanos. La defensa del territorio y la soberanía siempre han desempeñado un papel preponderante en la participación de México en los foros regionales y universales.
Las acciones de la Política Exterior se fundamentan en principios que están incluidos en el Artículo 89 de la Constitución Política Mexicana: la autodeterminación de los pueblos; la no intervención; la solución pacífica de controversias; la proscripción de la amenaza o el uso de la fuerza en las relaciones internacionales; la igualdad jurídica de los Estados; la cooperación internacional para el desarrollo; el respeto, la protección y promoción de los derechos humanos y la lucha por la paz y la seguridad internacionales.
En el ámbito jurídico los gobiernos mexicanos han podido ofrecer asilo político basados en la Convención sobre Asilo de La Habana (1928), la Convención sobre Asilo Diplomático (firmada en Caracas, 1954) y la Ley sobre Refugiados, Protección Complementaria y Asilo Político de 2011.
Hemos recibido en México con la figura de asilo a personajes como León Trotsky; José Martí; Mohamed Reza Pahlevi, sha de Irán; Hortensia Bussi, esposa de Salvador Allende y Luis Buñuel, entre otros; así como a los cientos de españoles que llegaron a nuestro país en la presidencia del General Lázaro Cárdenas, durante la guerra civil española; sin olvidar a ciudadanos chilenos, argentinos, venezolanos, hondureños y guatemaltecos que, durante los problemas de sus países en el siglo XX solicitaron también asilo a los gobiernos de México.
La tradición humanitaria de nuestra política exterior se caracteriza por siempre ofrecer y brindar asilo político a quien lo solicita, sin importar quién sea la persona que recibe este apoyo. Nuestro proceder en la materia ha sido solidario ante la necesidad.
Bajo estos argumentos la protección de la vida de cualquier ser humano se antepone a las posiciones ideológicas de los actores de la política exterior. Las acciones en materia internacional no pueden esperar a que en México haya verdadera y total democracia, protección a los derechos humanos y desarrollo sustentable para que nuestros diplomáticos trabajen por la construcción de la paz en el mundo.
Sin lugar a duda la figura del asilo resulta una herramienta de las relaciones internacionales para la construcción de la paz.
Lo que el gobierno actual debe cuidar es a quién se le brinda el asilo y a quién no, porque la incongruencia de nuestro gobierno estaría en el plano internacional si le brindamos el apoyo a Evo Morales y le negáramos el asilo a ciudadanos de a pie que lo soliciten de manera formal, o a personas que piensen diferente a los que toman las decisiones de política exterior.
Evo Morales, es bienvenido a nuestro país porque persiste el sentimiento profundo de hermandad latinoamericana, acompañado por los principios de nuestra política exterior, en especial el referente al respeto de los derechos humanos.
Alfonso Sánchez Mugica y Karina Romero Twitter: @fonsfran @fikarinaromero Querétaro, Querétaro, 12 de noviembre de 2019
