La política y sus perversiones: @JROLDANA

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Jesús Roldán Acosta
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Desde tiempos inmemorables, la sociedad mexicana ha transitado y además ha sido testigo de recurrentes crisis económicas, políticas y sociales. Tomó más fuerza en los sexenios gubernamentales de los mandatarios de extracción partidista del PRI: José López Portillo (1976-1982), Miguel de la Madrid Hurtado (1982-1988), Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), Ernesto Zedillo Ponce de León (1994-2000); aunque en menor proporción con los entonces presidentes (de filiación panista), con Vicente Fox Quesada (2000-2006) y de Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012), hasta la del actual priista, Enrique Peña Nieto (2012-).

Propiciada, activada y dirigida de manera parcial por las distintas élites dominantes. El reflejo nocivo de ello impacta, como siempre, y en gran medida en el grueso de la población mexicana.

Tales élites siguen manteniendo sus propios privilegios e incrementan sus beneficios; sin importar la filiación partidista del Ejecutivo federal en cuestión.

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Por el contrario, gran parte de la sociedad ha visto devaluado sus magros ahorros y bienes, sus pensiones, su formación, no se digan sus conquistas laborales, sociales y de salud, históricamente conseguidas con creces y mediante arduas luchas sindicales.

En ese amargo contexto diariamente viven indignados muchísimos ciudadanos y además se sienten muy desmotivados. Sin esperanzas, confundidos, sometidos al creciente empobrecimiento.

Ante ese nebuloso y angustiante fenómeno social se presenta el gran cinismo de la delincuencia política organizada, que cotidianamente exhiben actividades de corruptelas, que trascienden, desde las cúpulas de dirigentes, hasta de aquellos que de manera caciquil, sea a escala regional, estatal, local y de las pequeñas comunidades; todas ellas han prevalecido hasta el día presente.

En síntesis, la corrupción estructural forma parte de la simbiosis política-social que ha hecho de su modus operandi la creciente deformación de las formaciones económico-sociales.

Con ese complejo, pero nítido y melancólico panorama, aún la clase política de los dirigentes nacionales, empezando por el Ejecutivo federal, con Enrique Peña Nieto, en cuanto se pronuncian mediante la exposición de sus discursos, alientan a ciudadanos, en especial a jóvenes y a las organizaciones sociales, para que se incremente la productividad, el bienestar de la población.

Además de que expresan el solidario bienestar de la gente y sin  el equilibrio de la ecología.

Lo paradójico del caso es que en tanto que los miembros de la clase política asumen sus nuevos cargos, ceden a múltiples propuestas corruptas y por demás antidemocráticas.

Ejemplo de ello lo observamos y se hace público, desde el ámbito del Ejecutivo Federal, con la corrupta e impune administración de Enrique Peña Nieto, pasando por los hasta hace unos cuantos semanas gobernadores de Veracruz, con Javier Duarte (ahora prófugo de la justicia), de César Duarte (Chihuahua), de Borge (Quintana Roo), Miguel Márquez (Guanajuato) y de Guillermo Padrés (Sonora), estos dos últimos de filiación panista.

Si nos remitimos a escalas menores, por ejemplo, las municipales, ha sido público y notorio acerca de cómo se han desenvuelto algunas autoridades de la administración del municipio de Querétaro, encabezados por Marcos Aguilar Vega.

Algunos de los múltiples y sonados casos de éste son: el incremento al pago del predial; cobro exagerado por la limpieza de los terrenos particulares.

Además por los gastos excesivos para pintar los puentes y pasos peatonales; las indiscriminadas acciones por el retiro de placas de automovilistas, argumentando estacionarse en sitios, donde en muchas ocasiones ni siquiera aparecen visibles anuncios que dispongan la prohibición; o bien cuando aquellos permanecen muy lejos de los lugares públicos para el estacionamiento de vehículos automotores.

O más aún, cuando esas señales se encuentran ocultas por el follaje de algunos árboles, donde muchas veces –entre poste y poste-, esos de manera absurda y engañosa están colocados.

No se diga de la cuantiosa renta del helicóptero que en menos de un año le costó a la ciudadanía capitalina –mediante los impuestos-, la erogación de poco más de 40 millones de pesos.

Otro asunto fue el intrincado tema del otorgamiento de la concesión para la recolección de la basura y de la que se benefició una empresa regiomontana.

Además de una serie de “puntadas” que se ha sacado de la manga el edil Aguilar Vega y que durante su campaña electoral ni por asomo las consideró.

Con base en lo antes expuesto cualquier persona se preguntaría. ¿Cómo entender que la gente no acabe rebelándose contra los “políticos” y no se presenten sacudidas sociales?

¿Cómo es posible que una parte importante de la población aún vota por políticos que hacen de su actuar y demuestran ser tramposos, deshonestos y captados en flagrantes delitos?

Lo más lastimoso sucede con este tipo de maniobras, que además de ser solapadas, son encubiertas y se convierten a menudo en medios de persuasión y de la propaganda política embozada y que son muy bien pagados por ciertas autoridades. Con esa nociva práctica se realizan viles manipulaciones mediáticas de la población.

La sobrevivencia de ese tipo de medios de comunicación, los que reciben “chayotes”, o pagos elevados por concepto de “inserciones institucionales” pagadas se contribuye al desmedido y burdo circo mediático.

Desde luego que hay los más que en sus espacios informativos le dedican tiempo en sus comentarios al análisis respecto a los diferentes tipos y niveles de la delincuencia económica y fiscal, donde los protagonistas son políticos, dirigentes de partidos políticos, como el reciente espinoso asunto del presidente nacional del PAN, Ricardo Anaya Cortés en tanto que la cuantiosa y descomunal suma que ha estado gastando, a propósito de sus recurrentes viajes a la unión americana, en particular a la Ciudad de Atlanta, Georgia, sitio donde acude a visitar y a convivir con sus tres pequeños hijos que, desde hace 15 meses viven y estudian en una costosa escuela privada.

 

 

Así como de aquellos empresarios y de mujeres como la señora Angélica Rivera de Peña con los asuntos de la Casa Blanca de Las Lomas y de sus lujosos departamentos en la Ciudad de Miami, Florida, o de la lujosa casa de campo, ubicada en la elitista zona de Malinalco, Estado de México, propiedad actual del entonces secretario de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray Caso.

No debemos olvidar que tanto la “Casa Blanca” como la suntuosa residencia de descanso de Videgaray Caso fueron construidas y auspiciadas por el magnate de la construcción, el oriundo de la aún descuidada y muy polvorienta Ciudad Reynosa, Tamaulipas, me refiero a Juan Hinojosa, que con su empresa Higasa, muy bien ha sabido beneficiarse de muchas concesiones para la construcción de infraestructura pública nacional.

Desde el   tiempo en que Enrique Peña Nieto se desempeñara como gobernador del Estado de México y que ha visto incrementar en gran medida y en breve tiempo su negocio de la construcción, solapado por la corrupción de los políticos.

Hay también medios informativos que lo mismo transitan y destacan por evitar que los delitos e imputados se les relacionen con la esencia de los mecanismos socio-políticos que los facilitan, permiten e impulsen; en cierta medida son consustanciales con la actual corrupción de las democracias occidentales en las que sobresale el uso masivo, desequilibrado y drástico de los medios de difusión que reportan y obedecen ciegamente a los grupos que detentan el poder económico y político.

Que bien puede acompañarse a favor de leyes del suelo, o favorecedores de cualquier cantidad de especulaciones inmobiliarias y por demás anti-ecológicas que suman y mal disimulan la carencia de una verdadera y efectiva democracia, de la que debe estar próxima y a favor de la mayoría de la gente; y no de unos cuantos privilegiados.

La perversión de la política y de aquellos políticos que medran y hacen de aquella su modus vivendi deben ser sujetos y objeto de amplios estudios que abarquen el componente de lo psicológico, la psicopatología,  de la antropología, que profundicen en los miedos y en las emociones colectivas, así como en las organizaciones perversas de las relaciones humanas como importantes elementos inherentes a las fuerzas que promueven el cambio de la estructura social y psicosocial y de los grupos, las personas que promueven y mantienen ese estatus quo.

Y es que la sociedad actual se encuentra en una especial situación, ya que no sólo afecta en la esfera de lo económico, sino también impacta en el ámbito político y social.

Creo firmemente que aún estamos a tiempo para enfatizar y actuar con ánimo para restaurar las relaciones sociales y la cultura política, sustentadas en la reparación y la integridad; de lo contrario, seremos testigos de angustiantes y severas convulsiones sociales que a nadie en particular le podría favorecer.

@JROLDANA

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