Bala, armas e investigación perdidas, por Ethel Riquelme

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La tesis de una bala perdida que pudiera proceder de instalaciones de la Secretaría de Marina aledañas al CCH Oriente como responsable de la muerte de la estudiante Aydeé Mendoza, es una de las decisiones más arriesgadas que ha tomado el gobierno de Claudia Sheinbaum, a cambio de no reconocer que las armas ya están en los salones de clases de las escuelas capitalinas.

Trasladar la culpa a la Marina aun sin tener las pruebas periciales y científicas, podría ser buena idea a menor costo social, excepto porque ha sido justamente la Armada de México, como aliada del gobierno capitalino para combatir la delincuencia en los últimos años, la que mejor conoce la cantidad de armas de fuego que se han localizado al interior de escuelas. Una realidad alarmante que ha ameritado pronunciamientos de la propia Comisión Nacional de los Derechos Humanos.

Y no sólo eso: conoce también, a partir de los registros de armas que lleva la Secretaría de la Defensa Nacional, que en la última década los policías de la Ciudad de México han reportado como “robadas” más de dos mil armas que, dicen ellos, les han sido despojadas, la mayoría de ellas 9 milímetros, justo el calibre que mató a la joven estudiante según los últimos datos de una investigación llena de confusiones.

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La primera versión hablaba de una bala calibre 22 disparada desde una distancia corta, quizá al interior del mismo salón de clases, se manejó una posible arma tipo pluma, posteriormente se cambió a una calibre 9 milímetros que siguió una trayectoria mayor a 300 metros que sorteó todo tipo de obstáculos, árboles, viento, edificios y ventanería para, en un grave infortunio, alojarse en el abdomen de la chica, no sin antes argumentar en una primera instancia que había pasado por su corazón. A simple vista, los expertos en armas creen que se trató de un disparo en el interior de la escuela.

Resultan por lo menos extrañas las precipitadas declaraciones del Secretario de Seguridad Pública capitalino, Jesús Orta, en el sentido de que la línea de investigación más fuerte es que se trató de una “bala perdida” y que, al lado del CCH, hay instalaciones de la Secretaría de Marina, sin contar con más elementos científicos.

La Secretaría de Marina sostiene que las armas de cargo que portan los escasos policías navales destacamentados en sus instalaciones logísticas en la colonia Agrícola Oriental, son calibre .45 y 7.62, no 9 milímetros; que en el lugar no hay stand de tiro ni sitio de entrenamiento y que sólo son bodegas, donde se guardan uniformes, materiales promocionales y algunos perros de servicio.

Como sea, la Marina han ofrecido abrir sus instalaciones y colaboran en las investigaciones para confirmar dos elementos, el primero son los protocolos de actuación del personal que porta armas en el lugar, y que, en caso de una detonación, no sólo obligaría a un reporte al mando, sino también hubiera provocado una oleada de ladridos de los perros de servicio, más de 30, que se tienen resguardados en el lugar y que son altamente entrenados para ese tipo de sonido.

Y otra, los informes que cada uno de los elementos de policía naval y vigilancia entregan durante su cambio de guardia sobre el uso del arma y el conteo de municiones. Que, hasta donde aseguran, no han mostrado ningún disparo.

Las pruebas de la Marina para presentar ante la Procuraduría capitalina son concretas, como no lo son las declaraciones contradictorias que han venido realizando las autoridades de la Secretaría de Seguridad Pública, por cierto, no autorizadas para ello.

Hay un dato más en el cual no se han detenido los funcionarios de la Ciudad de México y es que, al lado del CCH Oriente, también hay instalaciones tácticas de la propia policía capitalina.

Sería altamente provechoso que, en lugar de adelantar culpables, el gobierno de la Ciudad de México pudiera orquestar una buena coordinación teniendo a dos dependencias de seguridad al lado de un plantel escolar para cuidarlo, pero para ello habría que empezar por reconocer que la delincuencia ya se introdujo a los planteles escolares.

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Bala, armas e investigación perdidas por Ethel Riquelme
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Bala, armas e investigación perdidas por Ethel Riquelme
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La tesis de una bala perdida que pudiera proceder de instalaciones de la Secretaría de Marina aledañas al CCH Oriente
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