Del dedo a la acción: @JROLDANA

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Jesús Roldán Acosta
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Por: Jesús Roldán Acosta.

“Conozco al monstruo, viví en sus entrañas”. (José Martí).

Muchos analistas estimaron que con la “unción” e impositivo “dedazo” de parte del presidente Enrique Peña Nieto para que el otrora director general de la Comisión Federal de Electricidad, Enrique Ochoa Reza tomara los bártulos de la dirigencia nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI) se acompañó de la carencia total del consenso de los grupúsculos del poder de las fuerzas políticas del tricolor (CTM, CNOP, CNC).

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La decisión de Peña Nieto está relacionada con el reciente fracaso electoral que ha desangrado al PRI; como resultado de las derrotas del pasado 5 de junio en el que salieron muy mal posicionados y estigmatizados por la ciudadanía que observa cómo crecen los casos de sórdidos actos de corrupción e impunidad nacional. Sobre todo con los sonados casos de los gobernadores acusados de ser corruptos y dilapidadores de los recursos públicos, mismos que surgieron de esas filas partidistas; César Duarte (Chihuahua), Javier Duarte (Veracruz);y, de Roberto Borge (Quintana Roo), de Moreira (Coahuila), o del mismo Caldera en Durango, entre otros más.

Pues bien, Ochoa Reza tendrá primero, que urdir y lograr un equilibrio de su partido político en el gobierno y el Partido del gobierno; si es que esto último existe. Además de que deberá apoyarse en políticos expertos -no más de los mismos-, que sepan entretejer y conozcan los vericuetos del PRI (desde sus propias entrañas), que sepan de sus “cloacas”, hasta lo que sea más rescatable de esa institución política.

La actitud personal de Ochoa Reza, si quiere tener rápido y mejor impacto, además de su respectivo posicionamiento al interior del PRI, tendría que ir a tono con los contrastes de lo bueno y lo no tan bueno que el PRI-Gobierno y las instituciones que “administran” podrían hacer mejoras sustanciales.

Desde luego que dichos contrastes no estarán exentos de criticar el rendimiento de los gobiernos priistas, así como de aquellos manejados por las principales organizaciones políticas, como son el PAN, PRD y la incipiente Morena.

El dirigente nacional del tricolor tendrá que ser muy inteligente para no contrariar en demasía a su “oposición aliada”, como lo fuera marcadamente -en su momento- el PAN y el PRD (el de los “Chuchos” Ortega y Zambrano) y que a su jefe, Enrique Peña Nieto le diera fructíferos resultados con el otrora “Pacto por México”.

Más aún, el novel dirigente priista lidiará y se conducirá -a su ritmo-, con los tambores de la impunidad y corrupción de sus nefastos y ladrones gobernadores, que han hecho del presupuesto público sus “Cajas chicas”.

El panorama se antoja muy interesante, esa alta y seria encomienda para el “flotillero” (Enrique Ochoa Reza), poseedor de 100 automóviles Nissan, modelo Tsuru, que cuenta con 109 placas de taxis.

La disyuntiva sería: ¿habrán cambios para una sustancial mejoría del PRI, o sería de inicio una operación cosmética, de simple relumbrón y de escasa sustancia?

¿O será acaso que el actual tecnócrata dirigente nacional tricolor le hará de simple y mediano “recomponedor” de lo pasado, sin ejercitar verdaderos y profundos cambios para bien de la gente que dice representar?

Será capaz de controlar algo o mucho de lo que las organizaciones pertenecientes a ese partido político han estado haciendo mal en la vida política y social, no sólo al interior de esa organización política, sino también en sus respectivas áreas de influencia hacia las múltiples y contrastantes comunidades de nuestro territorio nacional.

Vivimos en un país sumergido en graves problemas económicos y de malestar social, en donde el mismo PRI y el gobierno federal encabezado por Enrique Peña Nieto se encuentran en serio declive de confianza ciudadana.

Si bien somos una nación “adolescente”, harta de complejidades de crisis. Sin embargo, de las propias crisis vienen también las grandes oportunidades para lograr cambios positivos.

El común de la gente desea sentirse arropada y que las acciones de sus dirigentes sean más progresistas, que utilicen un lenguaje emocional positivo y que sientan verdadera mejora de la economía familiar.

No nos ubiquemos en una situación de un estado “catatónico”, perplejo; la sociedad requiere que sus líderes sociales y políticos reaccionen y cambien a mejores rumbos, para bien de la gran mayoría, ¿Es mucho pedir?

@JROLDANA

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