El Día Mundial del Riñón, que se lleva a cabo cada segundo jueves de marzo, tiene la finalidad de generar conciencia en la población general acerca de la importancia y el peso que tienen las enfermedades renales en la sociedad.
Este año, el Día Mundial del Riñón está dedicado a la enfermedad renal y su asociación con la obesidad. La obesidad se define como una acumulación anormal o excesiva de grasa y que tiene efectos nocivos sobre la salud.
En México, el problema de la obesidad y sobrepeso representan un problema grave de salud pública, ya que para adultos de 20 años y más, la prevalencia combinada de sobrepeso y obesidad pasó de 71.2 por ciento en 2012 a 72.5 por ciento en 2016.
La obesidad es un factor de riesgo importante para el desarrollo de la enfermedad renal, ya que en individuos afectados por la enfermedad, los riñones desarrollan una etapa de hiperfiltración (etapa en la cual, los riñones deben de trabajar más) para satisfacer las demandas metabólicas del organismo, y también incrementa el riesgo de enfermedades que favorecen el daño renal, como son la diabetes y la hipertensión arterial.
Desafortunadamente, la mayoría de las enfermedades que afectan al riñón se presentan de una forma silenciosa en etapas iníciales de la misma, y únicamente en etapas tardías, cuando la enfermedad se encuentra en etapas avanzadas, se presentan síntomas como: cansancio, retención de líquidos, nausea, vómito.
Por este motivo, la realización de estudios de laboratorio (determinación de creatinina, urea y examen de orina con determinación de proteínas) es esencial para la detección temprana de enfermedad renal, principalmente en población de riesgo de desarrollarla.
En México, las enfermedades que más se asocian al daño renal son la diabetes mellitus y la hipertensión arterial; sin embargo, en población joven, menor de 40 años, la causa de la enfermedad renal se desconoce en más del 50 por ciento de ellos.
Se ha postulado que el bajo peso al nacer, la exposición a toxinas ambientales como el plomo y otros metales pesados, episodios frecuentes de deshidratación bajo situaciones extremas de trabajo, y el consumo excesivo de productos alimentarios con fructosa, son algunos de los principales factores de riesgo que pudieran estar implicados en el desarrollo de la enfermedad renal en la población joven.
La diálisis es un tratamiento para ayudar a limpiar la sangre, mediante el cual, se filtran los desechos y los líquidos de la sangre para que las personas con falla en los riñones se sientan mejor y puedan llevar una mejor calidad de vida.
En la actualidad existen dos tipos de diálisis: la diálisis peritoneal y la hemodiálisis; ambos son igualmente efectivos para mantener a la persona con los niveles de toxinas adecuados y evitar la sobrecarga de líquidos.
No obstante, al pensar en diálisis, muchas personas sienten miedo, lo que les impide aprender sobre el procedimiento. En realidad, muchos pacientes se sorprenden al descubrir lo bien que funciona la diálisis y lo bien que se sienten con el tratamiento.
En la entidad, por parte de las diferentes instituciones de salud, se llevan a cabo las dos modalidades de diálisis. Por parte de Servicios de Salud del estado de Querétaro (SESEQ), se cuenta con tres centros de hemodiálisis localizados en Querétaro, San Juan del Río y Jalpan, en donde se brinda el servicio con un costo mínimo, a personas de escasos recursos que no cuenten con apoyo institucional por parte del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) o del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del estado (ISSSTE).
En los tres centros de hemodiálisis de SESEQ se atienden a más de 100 pacientes de manera cotidiana y se brindan alrededor de 10 mil sesiones anuales.
